En los últimos años, se ha escuchado hablar cada vez más de la importancia de la educación nutricional para la sociedad.
Puede que hayas oído hablar de ella pero aún no sabes en qué consiste y por qué se le está dando tanto peso en nuestra sociedad.
En este post te explicamos en detalle la importancia de la educación nutricional y lo que supone para nuestra salud.
¿Qué es la Educación Nutricional?
La educación nutricional consiste en la difusión útil sobre los alimentos, sus nutrientes y propiedades.
Pero, no solo consiste en transmitir la información sobre la alimentación, sino que también tiene por función la de ofrecer las herramientas necesarias para mejorar los hábitos saludables.
Por tanto, se centra en mejorar la alimentación de las personas enseñando las propiedades de los alimentos y mejorando los hábitos alimenticios, a través de herramientas que asegure la mejora a lo largo del tiempo.
¿Qué son los hábitos alimenticios?
Hemos mencionado anteriormente a los hábitos alimenticios, pero ¿qué son?
Es importante definirlos antes de continuar. De esta manera, comprenderemos mejor la importancia de la educación nutricional y sus funciones.
Según la Fundación Española de la Nutrición, los hábitos alimenticios son comportamientos conscientes, colectivos y repetitivos, que conducen a las personas a seleccionar, consumir y utilizar determinados alimentos o dietas, en respuesta a unas influencias sociales y culturales.
Estos hábitos son adquiridos, empezando su proceso en la familia.
Conforme el individuo va madurando, se hace más difícil modificarle los hábitos alimenticios. Por ello, es crucial cuidar estos hábitos en la infancia y modificarlos si fuera necesario, pero de ello hablaremos más adelante.
Efectos de una mala alimentación
De los efectos de una mala alimentación existen innumerables artículos y estudios, pero todos ellos coinciden en que una alimentación desequilibrada tiene efectos directos en nuestra salud y calidad de vida.
Según un estudio de The Lancet de 2019, la mala alimentación mata a más gente en el mundo que el tabaco.
Está demostrado que, una dieta desequilibrada, es causante directa de problemas de salud tales como:
- Osteoporosis (disminución de la densidad de la masa ósea).
- Sobrepeso y obesidad.
- Desnutrición.
- Cáncer (como el de cólon).
- Gota.
- Caríes.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Diabetes.
A este listado, podríamos sumarle muchas más enfermedades.
Esta problemática viene generada por los cambios alimenticios de los últimos años. El incremento en el consumo de azúcares, sal, alimentos ultraprocesados y comida precocinada entre otros, ha instaurado una mala alimentación generalizada.
Sí además a ello le sumamos el sedentarismo o tabaquismo, encontramos un cóctel Mólotov a la espera de explotar en cualquier momento.
Ante este nuevo paragidama, la educación nutricional cobra gran importancia y asume el reto de preservar la buena alimentación de la sociedad.
La importancia de la Educación Nutricional
Como hemos visto, nos enfrentamos a una situación alimentaria compleja. Aunque la tendencia social comienza a decantarse levemente por una mejora alimenticia, aún siguen siendo mayoría las personas que no han introducido en su día a día hábitos alimenticios saludables.
De una buena educación nutricional de la sociedad, depende la salud de la misma.
Por tanto, la importancia de la educación nutricional es más que notable. Lograr inculcar la importancia de los alimentos, sus nutrientes y beneficios y las herramientas para adaptar nuestra dieta a ello, es de vital importancia.
La alimentación es una necesidad vital y además, en un país Mediterráneo como el nuestro, la comida tiene una enorme carga social. Así, nos relacionamos alrededor de ellos en muchas ocasiones, o sino, ¿quién no ha tenido una inolvidable sobremesa tras una buena comida?
Alrededor de los alimentos celebramos eventos importantes como cumpleaños, bodas, congresos, negociaciones o demostramos nuestra amistad hacia alguien.
Como vemos, la educación nutricional no solo consiste en cambiar la dieta una persona, sino que afecta a nuestra forma de sociabilizar y al comportamiento de la sociedad respecto a los alimentos.
Además, gracias a estar bien educados en la forma de alimentarnos, lograremos prevenir muchas enfermedades y los beneficios que ello supone para la sociedad. Lograríamos reducir el sobrepeso, enfermedades cardiovasculares, diabetes…
Educación Nutricional para los más pequeños
Como antes hemos mencionado, modificar la conducta alimentaria de una persona adulta es complejo. Al estar estos hábitos tan arraigados, resulta difícil cambiarlos para mejorarlo. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los niños y adolescentes.
La educación nutricional comienza en la familia, por lo que los niños pequeños reciben sus primeras lecciones en el núcleo familiar. Así, si un pequeño ve que en su casa no se cocina y que es «normal» comer todos los días comida poco saludable, entenderá que esa es la forma de alimentarse.
Por el contrario, si ve que en su casa todos los días se compra y come comida fresca, frutas y verduras, adquirirá ese hábito más fácilmente y habrá más probabilidad de que lo mantenga.
Los primeros tres años de vida de la persona son muy importantes en lo que a nutrición se refiere. De ellos dependerá con alta probabilidad de la prevención de enfermedades y buena calidad de vida futura.
Por tanto, los primeros responsables de nuestra educación nutricional han sido y serán nuestros padres y familiares.
¿Cómo y por dónde empezar con la Educación Nutricional?
Vale, la importancia de la educación nutricional es clara, pero ¿cómo la abordo? ¿Por dónde empiezo?
Para tener unos buenos hábitos alimenticios es fundamental hacer un análisis previo de tú alimentación. Detectar qué estas haciendo bien y que estás haciendo mal permitirán marcar el punto de partida y el objetivo a alcanzar.
Tras saber en qué punto estamos de nuestra alimentación, toca marcar la estrategia. ¿Qué situaciones me están llevando a equivocarme? ¿A dónde quiero llegar?
Si, por ejemplo, sabemos que durante la mañana de trabajamos y picamos entre horas dulces o bollería industrial, sustituirlos por frutos secos o snacks saludables. O incluso, si picamos entre horas porque no hemos desayunado, quizás baste con desayunar y eliminaremos el problema.
Por último, es muy importante llevar a cabo un control y seguimiento sobre la efectividad del plan nutricional. Además, deberás formarte sobre las propiedades nutricionales de cada alimento y su función.
Para ello, te recomendamos asistir a un profesional Nutricionista y Dietético que estudie tu situación y cree un plan adaptado a ti.
En Policlínica la Real, nuestro equipo de Nutricionistas en Maracena podrán atenderte y adecuar un plan ajustado para ti y tus objetivos.